2017-07-16

3 competencias y 6 consejos para mejorar la escucha activa.

Cómo mejorar las habilidades de escucha activa. 

Por Isabel Carrasco. 

Hablemos de Liderazgo.

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3 competencias y 6 consejos para mejorar la escucha activa

Shane Parrish, en Farnam Street del pasado 3 de julio, plantea que la sensación de no ser escuchado es uno de los sentimientos más frustrantes que nos podemos imaginar.


Asumimos que siempre que estemos oyendo a alguien y entendemos sus palabras estamos escuchando, pero oír simplemente no es suficiente, ya que, entre otras cosas, necesitamos comprender lo que nos están diciendo y considerar la comunicación no verbal.

La escucha activa es una técnica para desarrollar nuestra habilidad para escuchar que se centra en tres competencias principales:

a).- Comprender:


Para comunicarnos primero debemos entender lo que nuestro interlocutor quiere decirnos realmente, lo cual no es tan sencillo como parece. En la mayor parte de los casos esta comprensión se produce instantáneamente y de forma inconsciente, pero existen numerosas barreras que pueden impedirla, como:

  • Barreras lingüísticas.
  • La utilización de jergas.
  • Las diferencias culturales, de generación, sociales, de rango y otras discrepancias que existen entre las personas.

b).- Retener:


Para poder responder de la manera adecuada debemos entender y recordar lo que la otra persona ha dicho. No todas las personas retienen los mismos detalles, ya que algunas recuerdan los que son específicos mientras otras se fijan en la idea general. Es común que solo retengamos los detalles que consideramos son relevantes para nuestra respuesta.

Si escuchamos activamente nos centramos en las palabras de la otra persona en lugar de estar pensando en cuál va a ser nuestra respuesta. Controlar y suprimir nuestro ego es complicado.

Existen una serie de barreras potenciales entre las que se incluyen:

  • Los prejuicios cognitivos y la escucha selectiva.
  • Las distracciones, tanto internas como externas.
  • Problemas de memoria.

c).- Responder:


Las conversaciones deben ser activas no pasivas. Una conversación entre personas no puede producirse sin que exista una respuesta que muestre que entendemos lo que la otra persona nos ha dicho, que hemos prestado atención a sus palabras y que hemos interpretado su lenguaje no verbal.

Si queremos ser un oyente activo debemos ser capaces de ir más allá de las palabras y formarnos una imagen clara de las emociones e intenciones del orador, evitando inventarnos interpretaciones que adornen o den un significado a sus palabras acordes con nuestros propios pensamientos. Las barreras potenciales son similares a las que encontramos en las dos competencias anteriores.

Cómo mejorar nuestra capacidades


Aunque no existe un método para aprender a escuchar activamente existen una serie de acciones que podemos emprender para mejorar nuestras capacidades. Entre ellas el autor recomienda:

1.- Aprender a reconocer nuestros prejuicios cognitivos y a observar cómo interfieren en nuestras conversaciones.

2.- No tratar de responder inmediatamente. Permitir que nuestro interlocutor termine de hablar y luego ofrecer nuestra respuesta.

3.- Minimizar el narcisismo en nuestra conversación controlando adecuadamente el uso que hacemos de los pronombres. Un exceso de “yo” puede indicar un deseo exagerado de derivar la conversación hacia nosotros. Procurar utilizar “nosotros” con frecuencia.

4.- Tomar notas, si es posible, durante las conversaciones clave. Aunque puede desconcertar al orador, es relevante en determinadas ocasiones para ayudarnos a una reflexión posterior.

5.- Tratar de visualizar claramente la lógica de la persona que está hablando en los casos en que nos enfrentamos a una discusión. Tenemos que aceptar el hecho de que las personas rara vez estamos dispuestas a cambiar nuestro punto de vista y que en lugar de enfadarnos o frustrarnos podemos intentar entenderles. Si escuchamos activamente podemos convertir un argumento en una tranquila discusión.

6.- Buscar razones para incrementar nuestra motivación para escuchar. Éstas pueden ser, por ejemplo, el deseo de establecer buenas relaciones, no perder el tiempo o que el intercambio de ideas sea lo más claro posible.

Publicado por Isabel Carrasco en 19:56
miércoles, 12 de julio de 2017

Isabel Carrasco González

Médico. Especialista en Medicina del Trabajo, Gestión de Recursos Humanos y Gerencia de Hospitales. Experiencia en gestión de centros sanitarios y en el desarrollo de programas de formación en gestión, calidad, atención al paciente e inspección. El correo de contacto es:isabelcarrascog@gmail.com.
Isabel Carrasco González
Inspector Médico en Consejería Sanidad.
 Madrid y alrededores, España.
 Sanidad, bienestar y ejercicio.
Anterior: Consejería de Sanidad, Agencia "Lain Entralgo", Ministerio de Sanidad.
Educación: Universidad Complutense de Madrid.
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Fuente: Hablemos de Liderazgo

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